miércoles, 13 de octubre de 2010

EL VIAJE AL CENTRO DEL CORAZÓN

¿Qué es lo primero que haces con tu mente cada mañana? ¿Hacia dónde giras tu atención? ¿Cuáles son tus primeros pensamientos, los diálogos mentales que te despiertan?

No me respondas, casi lo sé: la televisión, las noticias, las quejas o el chisme suelen ser lo que acompañen los primeros minutos de cada día. Y con ello, el agobio y la intranquilidad.

Hoy quiero invitarte a que cuando inicies cada día, no voltees hacia la realidad exterior, sino que gires hacia tu interior, hacia el centro de tu corazón, donde está el punto de encuentro con tu Ser.

¿Qué quiero decir con esto?

Que el chisme de la oficina, o la noticia negra “fresca del día” te afectan de la siguiente manera:

A nivel emocional, te causan enojo, tristeza o miedo, y después es muy difícil cambiar esas emociones.

A nivel energético, tu vibración es más baja, tu energía más densa. Para ser más clara, recuerda lo que sientes en una película de terror cuando la música de fondo está tocando notas muy bajas. Bajar tu vibración te vuelve más propenso a crear y a atraer más negatividad, entrando así en un círculo vicioso.

A nivel físico, tu cuerpo se tensa y se bloquea; se endurece y a la larga, se vuelve más propenso a enfermarse.

A nivel mental, tus pensamientos se aceleran y se vuelven cada vez más sombríos, pues están alimentados por emociones negativas.

Y lo peor de todo es que cada vez se vuelve más difícil que encuentres el camino de regreso a tu interior.

¿Qué te propongo?

Meditación: Es más sano comenzar cada mañana meditando 20 minutos que viendo las noticias o alimentándote del miedo de los demás. El hombre por sí solo no puede solucionar los problemas del mundo, pero sí puede cambiar su vibración y su energía, abriéndose al Amor que proviene de la Divinidad que vive dentro de su propio Ser. El Amor es la energía más alta que existe, el amor de la Divinidad es el que limpia y transmuta toda la vibración negativa que hemos generado inconscientemente para nosotros mismos. La meditación te permite abrirte al Amor, es una de las rutas doradas. La otra es la oración.

La oración te permite rendirte humildemente frente a problemas que te rebasan, y aceptar la ayuda de quien contiene toda la sabiduría, de quien Es sabiduría, perfección, poder y amor. A través de la oración, tu Ego se hace de lado, se rinde, y permite así la sanación de todo lo que está afuera. El Ego lo olvida por que se cree autónomo, pero su verdadera función es mantenerse en una relación amorosa con su Creador, con su Yo superior, y permitirle plasmar su perfección en el mundo exterior. El Ego debe aprender de nuevo a confiar en el Amor infinito de la Divinidad, y en su presencia constante dentro de sí.

La meditación, por otro lado, serena la mente, y le evita generar ruido y crear más desarmonía. La meditación aquieta tus pensamientos, no pide, no propone, no se queja. Al meditar, se crea el silencio necesario para que fluya la voz de tu verdadero Ser. La meditación te lleva a tu Verdad, te aparta del ruido y de la necedad de tu pequeña mente.

El camino no termina aquí, aún falta un ingrediente: sumergirte en tu corazón. Ni la oración ni la meditación pueden quedarse a nivel de la mente. La oración no debe ser mecánica ni repetitiva, y la meditación debe llevarte más allá del aquietamiento mental. Hay que buscar la ruta hacia el interior del corazón, atravesando las capas de todo aquello que nuestro Ego ha puesto como obstáculo entre nosotros y la Divinidad. El Amor Infinito y la Presencia de Dios nos esperan, y el corazón es el punto de encuentro.

Solo el Amor, el Amor con mayúscula, el Amor divino, tienen la posibilidad de ayudarnos a atravesar por los dolores de parto que está viviendo nuestro planeta. Sólo sabiéndonos muy amados, y amando incondicionalmente trascendemos el miedo y el enojo que nos producen los eventos que inconscientemente hemos creado en el pasado. El amor es más fuerte que el miedo, la relación con la Divinidad te protege y te envuelve, y te ayuda a crear una realidad diferente. Por eso, la meditación y la oración sanan. Por eso, es importante darle más tiempo y energía a Dios que a las noticias.

Hay que reconectar: Reconectar a la pequeña mente, la del Ego, con la Mente universal. Reconectarnos con nuestro corazón, renovar nuestra relación con la Divinidad, reintegrarnos a la Naturaleza y al Cosmos entero. Las culturas sagradas estaban atentas al lenguaje del universo, y también respetaban los ciclos de la naturaleza. No agredían a la Tierra en la que vivían ni forzaban sus ritmos. Y el cultivo de la espiritualidad tenía tanto valor como el arte, el comercio, la artesanía y la política.

Nosotros estamos fragmentados: nuestro cuerpo camina hacia un lado, nuestros pensamientos por otro, y nuestros sentimientos están olvidados. La relación con la Divinidad, o está rota o es falsa y convenenciera. En muchos casos, se trata solamente de rituales repetidos de manera rutinaria. No tenemos un verdadero encuentro con nuestro YO superior, por quela mente, llena de ruido, nos lo ha impedido. Perseguimos muchas cosas afuera, pero nuestro corazón sigue vacío. Y la mente, que debería estar vacía para escuchar a su sabiduría interior, está llena de ruido. Con unos audífonos insertados en los oídos, difícilmente se podrá escuchar la voz de Dios.

Quince minutos de meditación hacen una gran diferencia. Invocar a la divinidad como el primer pensamiento del día, transforman radicalmente tu realidad exterior, pero, lo más importante es encontrar la ruta hacia el interior del corazón para aprender a Amar. Amar en lugar de temer, Amar incondicionalmente, Amar con el Amor de Dios.

miércoles, 6 de octubre de 2010

EL PERDÓN SANA Y TRAE PAZ. GEOF JOWETT

El perdón trae la paz. Geof Jowett

“Perdonar es la manera más alta y hermosa de amar. A cambio, recibes infinita paz y felicidad.” by Robert Muller

Cada percepción, cada pensamiento y cada acto es una oportunidad para ti para sanar. Todos poseemos la gracia para ser sanadores milagrosos. Muchas veces, cuando me comunico con los Espíritus Guías, ellos me recuerdan que el perdón es un camino asegurado hacia la paz. Robert Muller define la esencia del perdón sabiamente en la cita anterior. Yo quisiera compartir con ustedes lo que el Espíritu me ha recordado acerca del poder del perdón.

Perdonar es saber que todos somos uno. Todos somos uno, y por lo tanto, estamos conectados el uno con el otro. Al culpar a alguien, en realidad nos estamos culpando a nosotros mismos. Nuestros miedos y juicios nos aíslan y separan de la verdad de que todos somos uno. Acepta que somos uno con la totalidad.

Perdonar es asumir la responsabilidad. Cada persona que es parte de nuestra vida es nuestra propia elección. Nuestros pensamientos, palabras y actos nos hacen atraer a nosotros a seres de vibración similar. Somos responsables por todos aquellos que participan en nuestras vidas. Asume la responsabilidad y no culpes a otros por las elecciones que has hecho con tu propio libre albedrío.

Perdonar es aceptar la diversidad. A pesar de que todos somos uno, cada uno de nosotros tiene la libre voluntad de expresarse a sí mismo de acuerdo con el propósito y las creencias de nuestra alma. Nuestra percepción y comprensión de las experiencias de vida de los demás es muy limitada. Aceptémonos unos a otros, sabiendo que, a pesar de que no lo veamos, puede haber más similitudes que diferencias con las almas que nos acompañan.

Perdonar es vivir en el AHORA. Culpar a otros es vivir en el pasado. Una vez que nos perdonamos y perdonamos a otros, nos separamos del pasado y traemos nuestra conciencia y atención al precioso instante presente. Quédate en el ahora y encontrarás alegría y paz..

Perdonar es conocer la verdad. La verdad solo existe dentro de nosotros. Nuestra realidad es solamente la verdad. No vivas en las falsas ilusiones de separación, aislamiento y soledad. Nada que sea real puede ser amenazado cuando abrazamos la verdad. La verdad es lo que es, la verdad es.

Perdonar es amar con amor divino. Amar significa ser compasivo, empático, bondadoso y paciente. Cuando nos damos cuenta de que todos somos uno, entonces entendemos que al amar a otros nos estamos amando a nosotros mismos. Amar es ofrecer a otros la libertad de escoger y expresarse a sí mismos sin juicios. El amor Divino es el amor de la fuente de Dios, el amor dentro de nuestras almas.

Perdonar es sanar. Toda la sanación viene de soltar el pasado. Suelta y permítete encontrar milagros en este momento. Acepta lo que se te regala. Toda la sanación surge cuando elevamos nuestra vibración y la armonizamos con las vibraciones que nos rodean. Sé feliz y sana.

Tómate este momento para perdonarte a ti mismo y encontrar la paz que yace dentro de ti.

Te deseo mucha paz, Geof