A veces nos apegamos al amor. Creemos que si lo damos en demasía nos quedaremos sin él. A veces somos avaros, y seguramente detrás de esta avaricia se esconde el miedo.
La siguiente historia nos habla de cómo el apego impide el florecimiento del Amor. Sin embargo, también puede enseñarnos como el apego de cualquier tipo impide que la vida vaya hacia delante, que las cosas evolucionen , que florezcan.
El agua estancada se apesta, el agua que fluye da lugar a la vida.
Un gran rey tenía tres hijos y quería elegir a uno para ser su
heredero. Era muy difícil, porque los tres eran muy inteligentes, muy
valientes y eran trillizos todos de la misma edad de modo que no
había forma de decidir. Entonces preguntó a un gran sabio y el sabio
le sugirió una idea.
El rey fue a su casa y le pidió a sus tres hijos que vinieran. Le dio
a cada uno una bolsa con semillas de flores y les dijo que él se iba
a un peregrinaje religioso. `Me tomará unos pocos años, uno, dos,
tres, quizás más, y ésta es una especie de prueba para ustedes.
Tendrán que devolverme estas semillas cuando regrese. Y aquél que
mejor las proteja se convertirá en mi heredero`. Y partió a su
peregrinaje.
El primer hijo pensó: `¿Qué debería hacer con estas semillas?`. Las
guardó en una caja de seguridad de hierro, porque al regresar su
padre, debería devolverlas como las había recibido.
El segundo hijo pensó: `Si las guardo como hizo mi hermano, morirán.
Y una semilla muerta no es una semilla`. De modo que fue al mercado,
vendió las semillas y guardó el dinero. Y pensó: `Cuando mi padre
regrese iré al mercado, compraré semillas nuevas y le devolveré
semillas mejores que las primeras`.
Pero el tercero fue al jardín y arrojó las semillas por todas partes.
Después de tres años, cuando el padre regresó, el primer hijo abrió
su caja fuerte. Todas las semillas estaban muertas, apestaban, y el
padre le dijo: `¡Qué! ¿Son éstas las semillas que te dí? Tenían la
posibilidad de florecer y dar un hermoso perfume, y estas semillas
apestan`. ¡Estas no son mis semillas!`.
El hijo insistió en que eran las mismas semillas, y el padre le dijo:
`Eres un materialista` .
El segundo hijo corrió al mercado, compró semillas, volvió a la casa
y se las presentó a su padre. El padre dijo: `Pero no son las mismas.
Tu idea fue mejor que la de mi primer hijo, pero todavía no eres tan
capaz como yo quisiera. Eres un calculador`.
Fue al tercero, con gran esperanza y también con temor: `¿Qué has
hecho?`. Y el tercer hijo lo llevó al jardín y allí había millones de
plantas creciendo, millones de flores por todas partes. Y el hijo
dijo: `Estas son las semillas que me diste. En cuanto estén listas,
juntaré las semillas y te las devolveré`. Y el padre contestó: `Tú
eres mi heredero. Es así como deberíamos actuar con las semillas`.
El acaparador no comprenderá la vida y la mente calculadora también
se la perderá. Sólo la mente creativa puede entenderla. Esa es la
belleza de las flores, no pueden ser acaparadas. Representan a Dios:
Dios no puede ser acaparado. Representan el amor: el amor no puede
ser acaparado.
No es sólo una casualidad el que la flor haya permanecido como
símbolo del amor a través de los tiempos, en todos los países, para
todas las sociedades. El amor es como una flor: cuando comienza a
florecer dentro de ti, tienes que compartirlo, tienes que dar. Y
cuanto más das, más crece el amor. Si sigues dando, llegará el día en
que te convertirás en una fuente infinita y constante de amor.
Zen: El Camino de la Paradoja
Vol. 2, pp. 43-45 - OSHO- "
Tomado de un escrito de Vivekamukti
1 comentario:
Realmente tu blog esta entretenido, habla sobre karuna y resultante 762
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