lunes, 15 de septiembre de 2008

PERDÓN, PERDÓN Y MÁS PERDÓN

¿Qué demonios sabemos acerca del perdón? ¿Cuál botón se aprieta? ¿Dónde está el medidor, el perdonómetro que nos indica si ya perdonamos o si todavía no?
Como cabras contra una pared, ahí nos atoramos a menudo mis pacientes y yo. Unos de ellos, necios al intentar convencerse a sí mismos que ya perdonaron todas las agresiones de su vida, a pesar de que el intestino les sigue doliendo y siguen teniendo, "no sé por qué", expresión de limón agrio en sus rostros. Otros, atorados por falta de un manual...sí, pero, ¿cómo? ¿cómo se le hace para perdonar?
Y yo misma a veces, no solamente me quedo sin respuesta al no poder sacar mi acordeón con el "know-how", sino que yo también tengo asuntos pendientes que me asaltan por la noche, rincones turbios adonde el perdón no ha alcanzado a llegar.
Anoche, noche de lluvia (la colita del huracán Ike), con tanta lluvia no se puede dormir. Cuando por fin concilio el sueño, revivo una escena de la infancia , un asunto pendiente con mi mamá. Me despierto pensando que di cien pasos para atrás en mi crecimiento personal. ¿Qué pasa? ¿Cómo se resuelve? ¿Cómo se da la vuelta a la hoja? Se lo pregunto directamente a ella, cierro los ojos ...y me viene otro recuerdo:
Hace muchos años, ella y mi papá fueron víctimas de un asalto. Se libraron, gracias a Dios por que sabían disparar. Fue una balacera tipo "viejo oeste" donde , por fortuna , ellos salieron vivos. Sin embargo, mi mamá recibió un balazo y fue a dar a la Cruz Roja. La policía empezó a interrogarla pues cabía la posibilidad de que esa bala hubiera salido de la pistola de mi papá. Aquí viene lo importante: mi mamá les dijo: "Si esa bala viene de mi esposo, la recibo como si fuera un ramo de rosas."
¿A qué voy? A que para mí esa frase resume lo más bello del perdón. Lo que nos hayan dado nuestros padres, hermanos, maestros, ex-novios, amantes, amigos, parejas, etc., fue LO MEJOR QUE TENÍAN PARA DARNOS. Muchos de ellos jurarían que nos estaban dando lo más bello que llevaban dentro. Y, seguramente así era.
Volvamos al contexto del trabajo terapéutico. Puedes voltear hacia las personas que te acompañaron en tu infancia, y recibir lo que te dieron como si fuera un ramo de rosas? Sobre todo si estás en esa etapa de tu terapia donde ya lloraste, ya expresaste tu enojo, ya les escribiste cartas, ya disolviste a gritos los nudos de tu cuerpo, ya LO ÚNICO QUE TE FALTA ES PERDONAR Y SOLTAR....Puedes recibir las rosas y caminar hacia adelante? ¿Lo intentarías?

4 comentarios:

AVATAR dijo...

Qué maravilla! Qué maravilla!!!
Qué hermosa anecdota!!
Tienes un blog maravilloso.
Un abrazo!!

Karuna Psicoterapia dijo...

Gracias, Pablo! Me motivas a seguir escribiendo.

el q solo quiere aprender dijo...

oye q buen escrito gracias

Karuna Psicoterapia dijo...

Mil gracias!!! Espero poder seguir compartiendo desde el corazón