Son los últimos días del año y la cochera de mi casa parece campo de batalla: palas por un lado, botes de pintura por otro, cajas de cartón, huacales y adolescentes que parecen brotar de las coladeras. La razón es que mi hijo está por irse de campamento, y eligió nuestra casa como centro de acopio para las reservas y herramientas de 18 monstruos que irán con él. Sin embargo, no me molesta. Al contrario, lo tengo cerca y puedo vivir a su lado cada uno de los preparativos de su campamento. Es casi como si me fuera con él. Y además, me gustó que tuviera la confianza de pedirme la casa por que él sabe que es NUESTRA CASA, y que cuenta con mi apoyo para sus proyectos. Él sabe que puede contar conmigo.
Para mi LA MATERNIDAD FUE UNA OPCIÓN. Una opción que elegí con gusto y que escogí CONSCIENTEMENTE. Yo ya viví en la era de los anticonceptivos, mi hijo no fue un "desliz", nunca creí que los hijos tuvieran que ser la "consecuencia natural del matrimonio", ni me espantó la idea del aborto. Mi hijo fue elegido consciente y voluntariamente. En consecuencia, he pasado por los años de maternidad con los ojos abiertos, atenta y feliz.
Me puse gorda, tuve náuseas, se me hincharon los pies, lo amamanté hasta que tuvo dientes, me encerré en las tardes de lluvia, lavé un millón de calzoncitos mientras aprendía a hacer pipí, me pasé 10 años seguidos sin dormir, me contagió todas sus gripas de infancia, lloré de angustia en sus cirugías, estuve ahí en sus caídas y raspones, en los festivales escolares, etc. etc. He escuchado involuntariamente música "techno" hasta las 3 de la mañana, he tenido que ver, desde "La Sirenita" hasta "Trainspotting" sin parpadear. Por mi coche han pasado dosañeros que llenaban de babas los vidrios, diezañeros que lanzaban chicles con una cerbatana a los otros conductores y quinceañeros que me ponen roja con las obscenidades que dicen.
Mi computadora es el santuario de Youtube, y mi vida gira 180 grados cada cinco minutos desde que él nació. Sin embargo, he sido feliz.Mi hijo no es un santo, no es perfecto, no sería la envidia de ninguna madre, pero lo amo. Fue un hijo deseado, elegido y amado.
Pronto será mayor de edad, terminará de despegar, volará lejos. Me sobrará tiempo, por fin tendré dinero extra, pero me faltará la música techno en los oídos. Miro hacia delante y me da "miedito", pero ya voy sintiendo la satisfacción de una misión cumplida, por que estuve ahí cuando había que estar.
Cuando mi hijo sea mayor de edad para mi habrá terminado una fiesta que disfruté de principio a fin. Sin embargo, sé que no todas las mujeres viven esta etapa como una fiesta. He conocido a muchas mujeres que han sufrido la maternidad. No tiene que ser así. La maternidad consciente puede ser realmente disfrutada, solamente hay que cuidar algunos puntos:
-Responsabilízate de tu sexualidad. Que no haya "accidentes", para que no haya bebés no deseados. Si tu corazón no desea un bebé, tienes derecho y tienes los medios para decir "no".
-Elige bien tu carrera y planea tus tiempos, para que cuando elijas tener un bebé, tengas energía, y puedas tener tiempo de calidad con él. No pasa nada si hoy prefieres concentrarte en tu trabajo y trabajar de sol a sol hasta realizarte profesionalmente o hasta que te sientas segura económicamente. Tienes más años por delante de los que antes se creía. Hoy en día, una mujer puede aplazar su maternidad de manera segura, por lo menos hasta los 35 años. Lo importante es que esperes hasta que estés 100% convencida.
- Cuando le digas "sí" a la maternidad, infórmate! Prepara bien tu parto y tu lactancia, lee acerca de las diferentes etapas de tu hijo, conoce puntos de vista de diferentes especialistas, aunque sean opuestos. Documéntate bien!
- Recuerda que el primer año de vida es básico para la formación de la personalidad de tu bebé. y que el bebé capta y aprende desde que está en el útero. Procura estar en armonía durante el embarazo, tener un parto lo más natural posible, amamantar a tu bebé todo lo que puedas, y mantenerte cerca de él durante ese primer año,para que él aprenda a confiar en ti.
-Conforme va creciendo, aprende a escucharlo y observarlo con atención. Lee acerca de la EMPATÍA y de la ESCUCHA ACTIVA
-Ten presente que cada etapa de tu hijo es distinta. Él también pasa por cambios y crisis. Evita las batallas. Las peleas durante la infancia solamente crean distancia en los años posteriores. No entres en luchas de poder con él.
-Cuando sientas que ya no puedes más, recuerda que lo que estás viviendo es solamente una etapa, y que todas las etapas pasan muy rápido (tal vez demasiado rápido). Observa las crisis de tu hijo como tormentas pasajeras. Más pronto de lo que te imaginas, dejará de haber juguetes tirados, berrinches o niños rebeldes. Si de por si, la vida pasa como un suspiro, la infancia de tus hijos, más.
LOS CUATRO ACUERDOS DE MIGUEL RUIZ APLICADOS A LA MATERNIDAD
SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS: Ten mucho cuidado con lo que dices a tus pequeños. Las palabras de una madre tienen demasiado poder: pueden ser una bendición o un maleficio para sus pequeños. Una palabra dicha en un momento de ira puede marcar a tu hijo para siempre. Lo "programa", lo que tú le digas puede quedar grabado en su inconsciente para siempre. Elige si quieres grabar en tu hijo mensajes de miedo o mensajes de amor. Decide si quieres que quede programado con tu ira o con tu alegría. Piensa antes de hablar.
NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE: Tu hijo está viviendo sus etapas, pasando por su proceso de aprendizaje y viviendo sus propias crisis. A veces lloran todo el día, a veces hacen berrinches y en otras te dicen cosas que te lastiman. No lo hagas personal. No llora por molestarte, ni es rebelde para amargarte la vida. Tu hijo a veces se siente inseguro, sufre, o desea algo, pero no pretende hacerte daño. Respeta su crecimiento. Crecer a veces duele, esto no tiene nada que ver contigo.
NO HAGAS SUPOSICIONES: No intentes interpretar las cosas que tu hijo hace o deja de hacer. En lugar de ello, busca siempre abrir la comunicación. Entre más cerca y presente estés, más aprenderás a observarlo con los ojos del corazón y no necesitarás hacerte conjeturas (casi siempre falsas) acerca de su conducta. Conoce a tu hijo, aprende a verlo , no como niño, sino como un SER que está aprendiendo a vivir en la Tierra.
HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS: El tiempo de crianza de nuestros hijos es un tiempo de DAR incondicionalmente. El amor de una mamá es lo más parecido al amor de Dios: ama y da en las buenas y en las malas, ama sin juzgar, ama sin pedir. Durante un largo tiempo te parecerá que das y das sin que recibas nada a cambio: prestaste tu cuerpo, brindaste sus senos, entregaste tus horas de sueño, cargaste, limpiaste, te angustiaste, ¿y luego qué? La cosecha tarda en verse, pero no tengas miedo. El amor que siembras en tus hijos siempre da frutos. Dale siempre lo mejor.
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domingo, 30 de diciembre de 2007
MATERNIDAD CONSCIENTE y los Cuatro Acuerdos de Miguel Ruiz
Etiquetas:
cuatro acuerdos,
maternidad consciente,
miguel ruiz
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